La Paz - 24 de Noviembre de 2014 | Unidad de Comunicación


Historia de Vida
Roció Mendoza Lipa, con lágrimas en los ojos contó el pasado de su vida, recuerdos que quedaron atrás, ahora es una jóven con mucha esperanza de vida.
"A mis 12 años comenzó mi problema de riñón. Se hinchaba mi cara, mis pies. No podía caminar, no podía ir a la escuela, me internaron en febrero de 2007 y durante ese periodo estuve sometida a diálisis peritoneal dos veces, intentaron salvar mi riñón, pero no fue así. Luego me internaron a la Unidad de Hemodiálisis, me conectaron un catéter en el cuello, no podía respirar, las agujas eran el grosor de un clavo".
Para Roció y su familia, durante ese tiempo fue una vía crucis, su alimentación era restringido, no podía comer alimentos con alto contenido de potasio ni fósforo, no tenía que tomar mucho agua, su infancia pasó batallando contra ese mal. "Logré salir bachiller, los profesores de mi curso me daban tiempo para presentar mi tarea y para dar examen otro día", contó.


Tocó varias puertas de instituciones públicos y privados en busca de ayuda por el alto costo. En ese entonces no había un Decreto Supremo de trasplante renal gratuito, para pacientes de escasos recursos.
Cada día fue más difícil, hasta que la fortuna le llegó cuando mandó una carta al señor Ministro de Salud, Dr. Juan Carlos Calvimontes, quien se ofreció a ayudarle con el trasplante.
"Mi hermano Rubén, me ofreció donar su riñón, mi mamá no podía por su edad avanzada. Yo tenía mucho miedo le pasara algo a mi hermano, pero el doctor me tranquilizó que no le iba pasar nada malo, tendrá una vida sano, estará con sus controles y tendrá una vida normal", manifestó Roció.
Tuvieron que pasar seis años de sufrimiento para que el trasplante renal por fin sea realizada en la ciudad de Cochabamba en el Hospital Viedma el 11 de septiembre de 2013, el trasplante fue financiado con fondos de la Lotería Nacional de Beneficencia del Estado Plurinacional.
En este momento, Roció se encuentra bien tras el implante de riñón, "Me siento bien, ya no me duele las rodillas, ya puedo correr, mi vida ha cambiado, ya no me duele la espalda, ya no siento esas palpitaciones extrañas de corazón, los pinchazos de las agujas, todo eso solo quedó como un mal recuerdo", expresó.