La Paz – Viernes 6 de Octubre de 2017 | Unidad de Comunicación
Su paso por la vida fue fugaz pero intensa; tan intensa que después de 50 años el tibio río que meció su cuerpo sin aliento aún grita su nombre en medio de la selva: “Tania la Guerrillera”.
La mujer, la espía, compañera, la camarada y guerrillera, aquella que renunció a un futuro cómodo para entregarse en cuerpo y alma a la causa revolucionaria.
Coherente con sus principios políticos e ideológicos no dudo en enrolarse al proyecto revolucionario del Che quien, entre otras aspiraciones sociales y económicas, buscaba que la salud alcance a todos y de forma gratuita.
Su nombre verdadero fue Haydée Tamara Bunke Bider. En cumplimiento de sus labores revolucionarias adoptó identidades distintas: Haydée, Tamara, Vittoria, Marta y Laura.
Conoció al Che en Alemania Oriental, en 1960, cuando el guerrillero estuvo al frente de una delegación comercial en representación del gobierno cubano. Tamara tenía 23 años y fue su traductora.
En mayo de 1961 Tamara llegó a la isla caribeña invitada por el Ballet Nacional de Cuba. Estudió periodismo, trabajó en el Ministerio de Educación, en el Instituto Cubano de la Amistad con los Pueblos y en la Dirección Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas.
No pasó mucho tiempo y Tanía se hizo miliciana, vestida con ropa de campaña participó en trabajos voluntarios por la revolución cubana. Dos años más tarde, una noche de marzo de 1963, su vida dio un giro que selló el resto de sus días.
El Jefe de la Inteligencia de Cuba la convocó a abandonar el trabajo público y preparase para la vida clandestina, fue cuando comenzó a transformarse en Laura Gutiérrez. Este episodio decidió su breve pero intensa trayectoria secreta vinculada a la lucha armada por la liberación de los pueblos.
Ese mismo año inició su entrenamiento en tareas de inteligencia en los servicios de espionaje cubano. Adoptó el nombre de guerra de Tania, en homenaje a Soja Anatoljewna, una rusa de 18 años que con el mismo seudónimo luchó contra los nazis.
En 1964 llegó a La Paz de manera clandestina con el nombre Laura Gutiérrez Bauer. La misión secreta encomendada por el gobierno de Cuba, particularmente del Che, fue establecer relaciones con la clase gobernante y el Ejército de Bolivia para generar condiciones de apertura a favor del frente guerrillero.
Sus cualidades como agente encubierto, su inteligencia, carisma, dominio de cuatro idiomas, sus cualidades artísticas (tocaba guitarra y acordeón) y deportivas, además de su atractivo personal, habilidad de camuflaje y capacidad de interpretar sus libretos hicieron que Tania penetrara los círculos políticos y militares de Bolivia sin dificultades.
Por ejemplo, se vinculó con personajes destacados del arte, uno de ellos el pintor Moisés Chire Barrientos, pariente de Barrientos Ortuño. Se relacionó con Gonzalo López Muñoz, jefe de la Dirección Nacional de Informaciones de la Presidencia.
Su capacidad de infiltración no tenía límites, hizo amistad con Alfredo Ovando Candia, Ministro de Defensa de entonces. Se acercó a los círculos de poder dando clases particulares de alemán a los hijos de la élite nacional, esto le permitió obtener información útil para el movimiento guerrillero del Che en Bolivia.
Disciplinada en las tareas políticas que se le comendaba, llegó incluso a contraer matrimonio con un ingeniero boliviano para conseguir la nacionalidad. Pero el amor de su vida, “su negrito”, Ulises Estrada, estaba en Cuba.
En mérito a su labor, en 1966 fue admitida como militante del Partido Comunista de Cuba, pero su aspiración era convertirse en combatiente junto al Che.
En marzo de 1967 los sueños de Tania se hacen realidad. Al mando del comandante Juan Vitalio Acuña Núñez, “Joaquín” se vincula a la guerrilla en Bolivia y pasa a ser la única mujer de la expedición revolucionaria.
La historia relata que en abril del 67 el grupo de la retaguardia de Joaquín, perdió contacto con el resto de la guerrilla, vanos fueron los intentos de reagruparse con el pelotón dirigido por el Che.
El 31 de agosto, el grupo de Joaquín, en el que estaba Tania, fue emboscado por una patrulla militar que asechaba en la maleza cerca del río, luego que dos desertores de la guerrilla proporcionaran información de la posición de este grupo a los militares.
Cuando los combatientes rebeldes cruzaban el río Masicurí en fila india comenzaron los disparos. Tania era la penúltima de la columna de guerrilleros. Las caudalosas aguas abrazaron su cuerpo cuando un disparo cerca de su corazón la dejó sin aliento.
Se dice que murió con el fisil en la mano sin que éste haya sido disparado ni una sola vez. Lo trágico de este episodio es que Tania y sus compañeros murieron estando a solo un kilómetro de distancia del grupo comandado por el Che.
La presencia de Tania en la guerrilla no fue casual, ella al igual que el Che y todos los que acompañaron el movimiento guerrillero estaban convencidos que en Bolivia sí era posible un cambio: cambiar la economía de dependencia, la política de sometimiento, la injusticia social, pero también la Salud como privilegio de unos cuantos.
Sólo el convencimiento profundo puede llevar a las personas a entregarse en cuerpo y alma a una causa. Ahora, siguiendo este legado, el Ministerio de Salud hace lo suyo llevando Salud gratuita a todos los rincones del país.
A pesar de los años, lugareños de Vallegrande guardan una imagen mística de la única mujer en la guerrilla del Che. Entre mitos y realidad Tania es una leyenda viva; dicen que la guerrillera sale del río cuando hay niebla con una gran cesta de flores y frutas.
• Tania nació en Alemania, el 19 de noviembre de 1937
• Su padre el alemán Erich Bunke y su madre la polaca Nadia Bider, ambos comunistas
• Tenía 18 años cuando fue admitida en el Partido Socialista Unificado de Alemania
• Formó parte del servicio secreto de Alemania comunista
• Recibió con alegría el triunfo de la Revolución Cubana
• Tania también es conocida como la Flor de Río Grande