La Paz, 27 de noviembre de 2024 (UC/MSyD).- Los primeros auxilios psicológicos, como primer acercamiento de contención emocional ante situaciones de emergencia y desastres, son esenciales para la salud mental de las personas que no solo han perdido bienes materiales, sino también algún familiar o ser querido. Esto quedó evidenciado recientemente en la zona de Bajo Llojeta, en la ciudad de La Paz, arrasada por una mazamorra de lodo, según indicó la directora general de Promoción y Prevención de la Salud del Ministerio de Salud y Deportes, Maya Neyrot.
Siguiendo los principios de los primeros auxilios psicológicos —observar, escuchar y conectar—, dos brigadas de salud mental, integradas por dos psicólogas y dos psiquiatras, están brindando apoyo psicosocial a las familias damnificadas por el deslizamiento, quienes desde el 22 de noviembre se encuentran albergadas en refugios o acogidas por familiares y amigos.
“Lo primero en cualquier contexto es saber si la persona afectada quiere o no hablar. No podemos invadir su espacio. En el momento de la crisis, es importante evaluar lo que está sintiendo, si hay angustia, ansiedad o depresión, e identificar de manera responsable el cuadro por el que está atravesando. Solo así podemos brindar la atención oportuna de acuerdo a las necesidades de cada paciente”, explicó Neyrot, quien realiza el seguimiento de la atención en el Albergue Illimani.
En una primera instancia, es normal observar angustia, depresión y ansiedad. “En ese momento no podemos decirles a las personas: no llore, no sufra, cuando el impacto en sus vidas es tan grande (...). Algunas personas, tras los primeros auxilios psicológicos, podrían no requerir más ayuda; sin embargo, hay otras que pueden experimentar los efectos del impacto durante semanas, meses e incluso años. A estas personas se les brinda un acompañamiento continuo, según cómo vayan manejando la situación”.
Neyrot señaló que los efectos en la salud mental tienen un impacto en cascada, ya que, aunque el daño directo recae en quienes han perdido sus hogares, el entorno familiar —niños, padres, abuelos, tíos, hermanos y amigos— también sufre las consecuencias. Además, el efecto se extiende a los vecinos y a toda la comunidad, lo que refleja que los impactos no solo son individuales, sino también familiares y comunitarios.
La directora recordó que la salud mental es un tema central en las políticas gubernamentales y en los lineamientos internacionales, y que no se limita únicamente a la medicación, sino que promueve el desarrollo de entornos comunitarios sanos.
En ese sentido, recomendó a la población contribuir a estos entornos saludables. Por ejemplo, al interactuar con personas afectadas por un desastre, evitemos revictimizarlas con preguntas imprudentes impulsadas por la curiosidad. En lugar de ello, brindemos apoyo respetuoso y evitemos actitudes invasivas ante su situación traumática.
Las brigadas de salud mental, en la zona Bajo Llojeta de La Paz, tienen el propósito de proporcionar contención emocional y apoyo psicosocial a las familias afectadas, facilitando así un proceso más llevadero de resiliencia. De esta manera, se busca aliviar el sufrimiento y aumentar la capacidad de retomar la normalidad después de haber enfrentado un acontecimiento adverso que transformó sus vidas.